Angeles de Dios, que nos
rodean. Llenen nuestro corazón de luz. Barran con el calor de Dios cada rincón,
doblez y rendija de nuestro arrugado corazón. Que se disuelvan todas las malas
energías, que el poder y amor de Dios no de cabida a nada más. Que estemos
totalmente llenos y rebosantes de luz. Que la compasión, la alegría, la paz y
la armonía florezca en nuestros pensamientos con novedosas formas de acción,
con proactividad creativa, con absoluto amor y perdón. Que el arrepentimiento
se convierta en acción de creación. Que el amor nos obligue a buscar el bien
mutuo por siempre. Que esto ocurra por siempre y que sea irremediablemente
real. Que solo haya amor.
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